lunes, 8 de octubre de 2007

Más haikus desorientados.-


I

Es imposible
guardar en las maletas
lo que se quiere.

II

¿Qué hiciste, entonces,
con la oportunidad
que se te dio?

III

¿Quieres decir
que Adán, el padre antiguo,
no tuvo infancia?

IV

El amplio mar
luego de la batalla
fue el vencedor.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Julius Streicher: Der Giftpilz



El editor alemán Julius Streicher llevó a la imprenta un texto para niños llamado El hongo venenoso, 1938 (Der Gftpilz). El editor fue famoso por su revista Der Stürmer, que mostraba escenas caricaturescas en contra de muchas tradiciones, culturas, ritos y diversidad universal, en especial -no nos sorprendamos- a la cultura judía.

El texto de El hongo venenoso fue leído y utilizado en las escuelas de la época fomentando el odio y el desprecio a los judíos; todo esto ayudó al lamentable desenlace que todos conocemos sucedió en el siglo pasado.

Talvez por ejemplos como estos, es importante revisar qué es lo que se está leyendo, qué es lo que leen los pequeños. Es importante cultivar lecturas humanísticas y relegar este tipo de relatos a museos literarios del horror.
A continuación, se muestra una traducción del texto, en inglés, que se puede encontrar aquí (01/09/2007).

***


Una madre y su joven hijo están reuniendo hongos en el bosque alemán. El muchacho halla algunos hongos venenosos. La madre le explica que hay hongos buenos y hongos venenosos, y, cuando se dirigen a su hogar, dice:


"Mira, Franz, los seres humanos en este mundo son como los hongos en el bosque. Hay buenos hongos y hay buenas personas. Hay malos hongos y hay malas personas. Y tenemos que resguardarnos contra las malas personas exactamente como hemos de estar en resguardo de los hongos venenosos. ¿Entiendes?"


"Sí, madre", constesta Franz, "entiendo que las malas personas pueden traer problemas, así como cuando uno come hongos venenosos. ¡Uno puede morir!"


"Y, ¿sabes quiénes son esos hombres malos?¿esos hongos venenosos de la humanidad?", continúa la madre.

Franz hincha su pecho de orgullo:

"¡Claro que sé, madre! ¡Son los judíos! Nuestro profesor con frecuencia nos habló de ellos."

La madre elogia a su hijo por su inteligencia, y le explica los diferentes tipos de judíos venenosos: el judío vendedor, [...], el judío kósher, el judío doctor, el judío bautizado, y así.

"Sin embargo ellos se distinguen entre ellos mismos [...] afirmando cientos de veces que ellos tienen buenas intenciones con nosotros, y uno no debe creerles. Los judíos están y los judíos permanecerán. Para nuestro Volk, ellos son veneno.

"¡Como los hongos venenosos!", dijo Franz.

"¡Sí, hijo! Exactamente como un solo hongo venenoso puede matar a toda una familia, un solitario judío puede destruir toda una villa, toda una ciudad, todo un Volk entero."

Franz hubo entendido.

"Dime, madre, ¿todos los no judíos saben que los judíos son tan peligrosos como los hongos venenosos?"

La madre negó con la cabeza.

"Desafortunadamente no, hijo. Hay millones de no judíos quienes no conocen todavía a los judíos. Por tanto nosotros tenemos que aclararle a la gente y advertirles contra los judíos. Nuestra gente joven, también, debe ser advertida. Nuestros muchachos y muchachas deben conocer a los judíos. Ellos deben aprender que los judíos son el más peligroso de los hongos venenosos que existen. Así como los hongos venenosos crecen en todas partes, los judíos son hallados en cada país en el mundo. De la misma forma que los hongos venenosos producen con frecuencia las más horrorosas calamidades, de esa misma forma los judíos son la causa de la miseria, enfermedad y muerte."

La juventud alemana debe aprender a reconocer el veneno del hongo judío. [...] Deben aprender que el problema judío involucra el destino de todos nosotros.

"Las siguientes historias dirán la verdad sobre el veneno del hongo judío. Ellas muestran las muchas formas que los judíos asumen. Ellas muestran la depravación y pérdida de base de la raza judía. Ellas muestran qué es realmente el judío: el demonio en forma humana."


***


Algunas religiones afirman que se obtiene en esta vida algo parecido a lo que se da. Recordemos, por ejemplo, la Epístola a los Galatas 6, 7: No os engañéis. Dios no puede ser burlado. El hombre cosecha lo que siembra.

Julius Streicher, el editor, fue condenado a la horca y ejecutado en 1946 en los Juicios de Nuremberg por la calamidad a la que contribuyó.
(Sirva esta ventana como homenaje al pueblo judío y como condena a los ejecutores de la atrocidad.)

miércoles, 29 de agosto de 2007

Perrito azul



-Mi perrito azul sabe:
dialogar con los ogros,
capturar dinosaurios,
defenderme de monstruos
en la noche cerrada,
alejar de mí a El Coco


y, cuando estoy durmiendo
protegerme de todo
contándome una historia
que solamente yo oigo...


-Ma... ¿por qué yo no tengo
un perrito azul?

viernes, 17 de agosto de 2007

Historias familiares (I)


Mi Tía le estaba relatando una ornamentada historia a un visitante inesperado. La historia era calculada, premeditada, y daba la fría sensación que las posibilidades que sucediera eran remotísimas.

--Sí, yo la entiendo, señora, decía su interlocutor.

En el tercer sofá de la sala, tras una revista fantástica de amplios dibujos y muy escasas palabras, sumergido en un mundo magnificado por dicha de la preclara infancia, estaba mi primo: testigo silencioso de la conveniente historia de su madre.

--Como le venía diciendo, puntualizaba, fui ayer a su casa, en horas de la mañana, para pagarle el dinero que me prestó, pero no encontré a nadie allí... y tuve que gastarlo... creo que le voy a tener que pagar la próxima semana...

La expresión del hombre luego de oír esta explicación no tenía otro nombre: incredulidad.

Mi primo, con ligeros movimientos, dejó reposar su revista en el sofá y se levantó, alarmado, sorprendido por la historia de su madre y se interpuso entre aquellos dos:

--Pero mamá, dijo mientras señalaba a su madre, extrañado, si tú no saliste ayer a ninguna parte ¿por qué le dices al señor que fuiste a su casa?



***


Mi primo me cuenta esta historia 13 años después del incidente.

jueves, 16 de agosto de 2007

Alicia

Mi primer contacto con Alicia -descontando las múltiples referencias que nos llegan por la televisión- fue por medio del libro Introducción a la programación en C, de Andrés Marzal e Isabel Gracia, de la Universidad Jaume I, en un curso de computación. (Curiosamente, en el primer capítulo, se lee un epígrafe que no se corresponde con el primer libro de Alicia, sino con el segundo, A través del espejo). El cuidado tipográfico que tuvieron Marzal y Gracia con el texto reflejado en el espejo, hizo que surgiera el interés por esta obra.

Ahora que he tenido la oportunidad de leer este libro maravilloso, lo recomiendo ampliamente por muchas cosas.


El libro tiene un comienzo fenomenal, familiar, y educativo.


En el primer párrafo Alicia se pregunta por qué su hermana lee un libro que no tiene imágenes, ni diálogos. ¿Un libro de texto? Quizás ¡Pero cuántas veces no nos han visto nuestros menores con ojos de horror cuando leemos un libro de matemáticas!


En este razonamiento, Alicia, manifestado en su subconsciente, se escapa de tal aburrimiento hacia un mundo mágico y grandioso: un mundo subterráneo, como bien esbozó Carroll en sus comienzos.

Pero no nos confundamos. No hablamos de aquella magia orientada, magia en boga propia del Sr. Potter, en la que una varita mágica, una poción, o un hechizo, resuelven, disuelven o crean toda la atmósfera. No hablamos de magia antigua, con una larga mitología interna y cosas así.

No: estamos hablando de un lugar donde todo parece irreal, y en el que Alicia poco después de llegar, se siente parte de él y ya no se sorprende de tantas irregularidades. Incluso podemos leer que toma confianza de forma rápida, al charlar airadamente con la Duquesa y Reina de lugar, pese a las constantes amenazas de cortarle su cabeza; temor palpable en el Conejo Blanco, y en Los Jardineros Pintores.

Se dan en el libro muchas alusiones. Algunas que pude notar:


Alicia, al tratar de hablar con el Ratón, lo hace imitando las declinaciones de la gramática latina.


¡Río al pensar cómo esta niñita, en su vida real, estudiaba practicando la endemoniada tercera declinación de ratón: mus, mus, muris, muri, murem, mure..! (Algo, sin duda, insufrible).


También por ese mismo momento, le pregunta, al Ratón, en francés:

-Où est ma chatte?

(¿Dónde está mi gata?) ¡Brillante! La inocencia de Alicia es tal, que para entablar conversación con un ratón lo hace preguntándole por su gata, la querida Dinah; su francés, es producto también de los estudios de la pequeña Alicia, un francés que, estamos seguros, no era muy avanzado.


Tiempo después, cuando tenía una conversación con una tortuga, aquella le explicaba que ellos tenían, en sus materias de estudio, diez horas de lecciones la primera vez, nueve la segunda lección, ocho la tercera lección, y así. Por eso son llamadas lecciones (lessons), explican, porque ellas son disminuídas (lessen) día tras día. La gracia se disuelve al ser traducida al castellano, pero la genialidad, es indudable.

La extravagancia llega a un momento capital cuando Alicia se ve involucrada en una carrera con reglas vagamente definidas. Se ve casi superada con la transformación del bebé de la Duquesa y es dibujada con un juicio a la pobre Alicia en la que no tenía idea que era una testigo importante.

Con relación al autor, ha habido mucho escrito sobre él.


JL Borges cita fragmentos del segundo libro de Alicia en Libro de sueños, el mismo fragmento es recogido por Borges, Bioy Casares, y Ocampo en Antología de literatura fantástica y además se le dedican unas palabras, al autor, Lewis Carroll, en Introducción a la literatura inglesa, en un trabajo conjunto de Borges y Vázquez. Citas que son pequeñas al lado del mar de información y especulación que podemos hallar en un par de horas de buceo en la web.


Personalmente creo que se ha opacado un poco la figura de Carroll por sus posibles tendencias pedófilas.


El sensacionalismo actual no se ha quedado atrás. Recientemente se hizo una película sobre Alicia, y algunas personas consideraban que inducía al consumo de drogas. Me contento al suponer que la gente que tan felizmente opina esto no sabe que en esa época el opio en Inglaterra era tan común como el tabaco en nuestros días. ¡Tal vez en unos doscientos años el tabaco suene a oídos de los contemporáneos como el opio a nosotros!


Carroll, era un tipo reservado, silencioso, con algunos traumas; entre ellos, una severa tartamudez que le hacía temerle a las burlas de la gente, cuestión que aliviaba al buscar la amistad de los niños. Esta amistad se vio enturbiada por muchos comentarios hechos a raiz de su otra pasión: la fotografía.


Note el lector, para finalizar, con la siguiente muestra, el porqué algunos padres, desconfiaban de la amistad que Carroll tuvo con las hijas de sus amigos.



Después de todo, Carroll había escrito Alicia inspirado en Alicia Liddell: una niña con la que siempre se ha dicho que el autor tuvo una experiencia amorosa.

domingo, 15 de abril de 2007

Porque la vida es ahora



  • Hotel de mediana decencia (dos personas): Bs. 120000.
  • Entremeses, golosinas, bebidas dignas (como para dos personas): Bs. 100000.
  • Compañía como de sexy caracas punto com: Bs. 200000.
  • Otras necedades: Bs. 50000.

***
Estarte unos minutos con la ignota madre de tus hijos: No tiene precio.

***
Hay cosas en la vida que el dinero no puede comprar. Para todo lo demás, existe VISA.

viernes, 9 de marzo de 2007

Fiesta

(edit.)

¡Llamen a sus familiares y amigos!

¡Tráigan la cámara!

-¡¿Cuál cámara?!¿¡Epa, cuál cámara!?¡Mira...!

¡Estimúlense previamente con un licorejo claro!
¡Féminas!
¡A quitarse esas sandalias de tacón puntiagudo que las están matando desde antes de coger el bus esta mañana!

¡Féminos (*), a relajar los músculos!...
¡A bailar!¡Hoy hay que bailar!...


-¿A quién le toca cantar? ¡Karaoke!
-¡Leslie no ha cantado!
-¡Sí, yo canté un vallenato!
-¡Eso no fue hoy! ¡No sabe qué día es hoy! ¡Está borracha, está borracha!
-¡Viene Freddy! ¡Freddy va a cantar!
-¡Listo hermanos, ahí voy, voy ahí! ¡Póngamen una...!
-Póngamen...jajajaja...¡Dijo póngamen! ¡Ya no puede hablar bien!...
-Pónganme algo fácil... ahí voy sus mercedes, ábranse, micrófono, ahí voy...


Y me puse, feliz, a cantar en sueños 'Volare', por correo que me enviaron el otro día.

¡Y las risas me despertaron!

(*) ¿Fémino?

lunes, 19 de febrero de 2007

Perros


1.

Mi padre la llevó una mañana del fin de semana. Era negra con un brote de pelos blancos en el pecho, ágil, delicada, y de patas finas. Tal era nuestra primer perra. Yo alcanzaría, apenas, los cinco años.

-¡Una perra purasangre!

Para aquella época, mi hermana se negaba a gatear y suplía esa costumbre humana arrastrándose, balbuceando siempre. Mis hermanos gemelos, flaquitos, se escondían, cada quién, tras una pierna de mi padre, cuando veían a la perrita tras ellos, juguetona, moviendo su cola, enérgica y con su roja lengua afuera.

Yo, en calidad de hermano mayor, debí no temerle a la animal, y, a duras penas, lo hice.

Llegó el momento de colocarle un nombre a la perrita. No se podía seguir llamándole 'la perra'. Todos propusimos nombres, nombres exóticos, comunes y raros, según el caso.

Mi madre no había participado en nada. Permanecía callada. Molesta con mi padre por un cuento extramarital que yo supe años después.

Al cabo, decidida, postuló un nombre para la perrita que a la larga fue el que se impuso:

-Se llamará Judith, dijo, seguro que a su papá le gustará ese nombre.



2.

Hubo otros perros en medio. El esposo de Judith, era un perro castaño, fuerte y decidido.
Azrael, se llamaba. De esta unión hubo un descendiente, negrito, que, presumimos, fue devorado por su padre, porque, al regresar de un tiempo de ausencia, había desaparecido.


3.

Tuvimos un cobarde pastor alemán, también. Canis familiaris ignavus. No podía ver humano alguno porque, feliz, juguetón, enérgico, se iba tras él a insinuarle querer jugar.

No le agradaba a mi padre que hiciera eso con extraños.

-Tiene que atacarlos, aseguraba, no jugar con ellos.

Talvez para acabar con este comportamiento, o talvez para enfurecerlo, se decidió amarrarlo a un arbol en el patio de atrás.

La falta de ganas, hizo que no nos preocupáramos en comprar una correa de acabado profesional. Al perro lo atamos con lo que pudimos improvisar: unos jirones que abundaban en la casa.

Cuando el perro veía algo que le llamaba la atención, se disparaba tras ese algo, y las ataduras a su cuello lo limitaban, y, de su carrera alegre, supongo, solo quedaba un dolor de cuello.

Al paso de las semanas, sus ímpetus eran menos. Apenas y se avalanzaba sobre la comida que le llevábamos.

Un día mi madre lo acariciaba y un gusano cayó sobre su falda. Gritó. Al revisar bien de dónde había salido, notó que del cuello ensangrentado del perro, florecía una colonia numerosa de gusanos. De inmediato desató al animal. Nos dio aviso.

Al segundo día del incidente, murió; y yo no participé en el entierro.


4.

El perro se llamaba Duque. Fue el nombre elegido por el menor de mis hermanos. Tuvo ese derecho, pues el perrito era para él. Era blanco todo, soltero. De una raza extraña. Un experimento de la genética canina popular. Un híbrido entre un callejero de la calle diecinueve y uno de la calle veinte, de Mérida.

Cuando llegó el momento de la mudanza, nuestros padres salieron con el perro. Mi hermano no se debía enterar que lo iban a abandonar a su suerte por las calles de Dios. Hubo otra versión oficial, más elaborada, para él. Pero en vano. Cuando nuestros padres llegaron de abandonar a Duque, mi hermano menor

-¿Ya llegaron de botar a mi perro?, preguntó sin titubeos.

sábado, 27 de enero de 2007

Él sacó la bañera...




Él sacó la bañera, quitó un palo macizo que estorbaba, y la centró en la sala, que era una falsa prolongación de la única habitación existente. Sintieron así que las paredes del baño no los sofocarían ni les daría la triste sensación del encierro; luego ella se despojó de sus ropas, sin el religioso pudor que tienen las señoras mayores, y se metió en la bañera esperando, quizás en vano, que esto la relajara.

Su acompañante, un sujeto alto no mayor de treinta años, cuya apariencia contrastaba con la de ella, estaba vestido de negro y vigilaba a la cabecera de la bañera, cruzando solo las palabras necesarias, y evitando mirar las largas cicatrices que escondía esta mujer, que adornaba, con cierto orgullo, su cuerpo esquelético.

-Estoy de acuerdo. No ha sido suerte, respondía él alguna aseveración, casi sin haberla escuchado y sin ganas de entenderla.

Él estaba pensando en cómo una mujer podía vivir tranquila, oculta en moteles eventuales, después de haber hecho tanto daño, después de haber visto tanta sangre de tanta gente. Inconcebible.

-Alguien le paga. Alguien le da dinero, se decía a sí mismo, mintiéndose, tratando de justificarse las noches de persecución, los nombres falsos, el incestuoso amor, la pobreza moral…

De pronto, de golpe, irrumpieron hasta cuatro hombres en la habitación, elevando voces e insultos, porque al fin los habían encontrado.

Ella se irguió de la bañera, cruzó un brazo sobre su pecho y otro sobre su sexo, en una repentina manifestación de vergüenza, e intentó ocultarse tras su oscuro acompañante, éste dió dos abismales pasos hacia atrás, marcando el inicio del abandono. Ella se deslizó nuevamente dentro de la bañera esperando la muerte inminente en manos de sus invasores.

Él miró el palo que hacía rato había movido, y sin terminar de mirarlo, lo cogió. Sus amenazantes verdugos quedaron, pese a su superioridad numérica, detenidos un instante: un instante suficiente.

-…¡Me ha hecho más daño a mí que a todos Uds!, dijo, mientras impactaba en la espalda de la mujer un golpe fulminante, y tras este, otro, y otro…al tiempo se le escapaban unas lágrimas, quizá por estar cometiendo su primer asesinato, quizá por saber que no podía huir de su cercana muerte, o quizá por experimentar ese alivio necesario...

miércoles, 17 de enero de 2007

Y LE DIJE HOLA...

¡Hola tíos!

Bueno, ¿qué les puedo decir?, sigo con una crisis de felicidad incontenible... solo que no la comparto con nadie y parece que me la quedara yo solo.

El Sr. Marcos Nosequé Quintero, un primo, vino a visitar a sus tías, que también son mis tías, acá, a la ciudad capital. Tuvimos la oportunidad de salir por un transcurso no mayor a las dos horas porque, decidí abandonarlo en el centro comercial. ¿Las razones? Bah, estaba mejor sin mí. Pero en el transcurso de ida al famoso establecimiento, en el metro, entró una de las mujeres de mi vida. ¿Su nombre? No tengo idea. Tenía una dulce semejanza con Franca Potente en su mejor expresión alemana. Tenía la cabellera corta, rojomoradiza (¿qué tal?), de piel imperceptiblemente morena (o más bien blanca, pero levemente quemada por el sol...¡¿a quién engaño?!¡blanca, blanca!), con una franela negra con un dibujo perfectamente definido, un pantalón con abundantes bolsillos ni corto ni largo que le llegaba a un punto entre los pies y las rodillas (he oído que les llaman 'pescador'), ¿su estatura? unos cinco centímetros más chica que yo, y no tenía maquillaje facial... no sé por qué motivos no me fijé en sus uñas, pero bueno...

Yo me senté junto a una ventana y, en alguna estación, ella sentose junto a mí. Era mi gran oportunidad para decir lo que nunca le he dicho a una fémina en Caracas. Tragué, cerré los puños por si tenía a algún rufián de acompañante (de esos malandrines que les gustan a las mujeres contemporáneas), y, temeroso...

-¡Holap!, dije.

Me había atrevido. Prueba superada. ¡Le dije hola, le dije hola, le dije hola! No me lo podía creer...jajajaja... ¿Y?, se dirán Uds... bueno... eso es toda una hazaña para mí. En Mérida lo hago con suma regularidad, pero no aquí. Me han advertido que no lo haga. Me gusta ver qué gesto ponen las mujeres cuando un extraño les saluda. Unas, ni miran a ver (¿este gallo qué se creerá?, pensarán), otras, contestan (sin mirar, tampoco: 'contestémosle, es bueno para su salud mental', creerán), las más, solo voltean a ver quién soy y no dicen nada, y las menos me miran (¡sin desprecio!) y dicen 'hola' sin saber quién diantres soy, pero en son de paz.

-Hola, contestó.

¡Contestó! ¡Me dijo hola, me dijo hola, me dijo hola!... jajajaja... ¿en qué forma me lo dijo? Sin mirarme. Pero fue suficiente. Ya de aquí hacia adelante, a decirle 'hola' a cuanta fémina se me atraviese...¡como en Mérida!

martes, 2 de enero de 2007

Un reclamijirijillo


Hace veinte años mi madre me dijo que este año -1987- comenzaba a estudiar. Lo recuerdo perfectamente. Yo estaba en el patio de nuestro (ex)hogar en Margarita, jugando.

También hace veinte años mi madre me dijo que iba yo a tener una hermanita (soberbio demonio que resultó ser esta hermanita mía).

También en aquella época despreciaba mucho el treintaiuno de diciembre. Lo despreciaba porque no me dejaban dormir. A las nueve pe eme ya tenía sueño.

Veinte largos años después -2007-, me irrita que nadie me haya escrito ni un miserable correo de -ni esos que se reenvían- para decir que 'me' desean un venturoso y próspero año nuevo. No. Nada. Ni uno. Vaya. -Es solo un reclamo que tenía que hacer en algún lado. Nada personal.-

Gusto suponer que todos la pasasteis muy bien el trentaiuno. Gusto suponer que os embelesasteis, como yo, mirando el cielo en Mérida (o donde sea que estéis...)

Yo deseo que para este dos mil siete haya mucha felicidad, es lo más que pido, felicidad. Con la felicidad y los no enojos se consigue mucho.
Pasadla bien y salud...