miércoles, 23 de abril de 2008

Poesía permutable


El siguiente texto es otra traducción descuidada de otra sección de otro fascículo (4b) de The Art of Computer Programming de Donald Knuth. Ese fascículo lleva por título: History of Combinatorial Generation.

Entonces, escribe Knuth:

"Miremos ahora una curiosa pregunta que atrajo la atención de varios matemáticos prominentes en el siglo diez y siete porque produce luces considerables sobre el estado del conocimiento general de la combinatoria en la Europa de aquel tiempo. Un sacerdote jesuita llamado Bernard Bauhuis había compuesto un famoso tributo de una línea a la Virgen María, cuyo hexámetro latino era:


Tot tibi sunt dotes, Virgo, quot sidera cælo.(*)


Que significa "Tantas dotes son para ti, Virgen, como astros en el cielo". [Ver su Epigrammatum Libri V, Colonia, 1615, 49].

Su verso inspiró a Erycius Puteanus, un profesor de la Universidad de Louvain, a escribir un libro titulado Pietatis Thaumata (Antwerp, 1617), presentando 1022 permutaciones de las palabras de Bauhuis.

Por ejemplo, Puteanus escribió

107 Tot dotes tibi, quot cælo sunt sidera, Virgo.

270 Dotes tot, cælo sunt sidera quot, tibi Virgo.

329 Dotes, cælo sunt quot sidera, Virgo tibi tot.

384 Sidera quot cælo, tot sunt Virgo tibi dotes.

725 Quot cælo sunt sidera, tot Virgo tibi dotes.

949 Sunt dotes Virgo, quot sidera, tot tibi cælo.

1022 Sunt cælo tot Virgo tibi, quot sidera, dotes.

Él se detuvo en 1022 porque 1022 era el número de estrellas visibles en el cielo conocido de Ptolomeo.

La idea de la permutación de palabras de esta forma era bien conocida en aquel entonces; tal juego fue el que Julius Scaliger llamó "Proteus verses" en su Poetices Libri Septem (Lyon: 1561), Libro 2, capítulo 30.

El idioma latino da licencia en sí mismo a las permutaciones del tipo (*), porque las terminaciones de las palabras latinas tienden a definir la función de cada sustantivo, haciendo que el orden relativo de las palabras sea menos importante que el significado de la oración como sucede en el idioma inglés.

Puteanus estableció, sin embargo, que había específicamente que evitar permutaciones como

Sidera tot cælo, Virgo, quot sunt tibi dotes,

porque en ellas podría dar lugar a un upper bound de las virtudes de la Virgen más que un lower bound. [Véase la página 12 y 103 de su libro].

Obviamente hay 8!=40320 formas de permutar las palabras en (*).

Pero ese no es el punto. Cada uno de los 1022 versos de Puteanus obedece a un estricto sistema de reglas de hexámetros clásicos. Reglas que han seguido los poetas griegos y latinos desde los tiempos de Homero y Virgilio, que son


  1. Cada palabra consiste en sílabas que son largas (-) o cortas (u);

  2. Las sílabas de cada línea provienen de uno de 32 patrones.

Las reglas para versos largos de cortas sílabas en la poesía latina son un poco más difíciles en general, pero las ocho palabras del verso de Bauhuis pueden ser caracterizadas como sigue [OBSERVACIÓN: fíjsese el lector que a cada sílaba le corresponde una longitud: larga (-) o corta (U)]:

Tot=-
tibi=UU o --
sunt=-
dotes=--
Virgo=-u o --
quot=-
sidera=-UU
cælo=--

Nótese que los poetas tienen dos opciones cuando usan la palabra 'tibi' o 'Virgo'.

Así, por ejemplo, (*), tiene el patrón de hexámetro

- U U - - - - - - - U U - -
Tot ti-bi sunt do- tes, Vir- go, quot si-de-ra cæ-lo

[...]

Las comas representan unas pausas ligeras llamadas "cæsuras", cuando las mismas son leídas; ellas no nos atañen en este momento, aunque Puteanus las usó cuidadosamente dentro de cada uno de sus 1022 versos.

[...]

Una pregunta natural que se puede hacer es: Si permutamos las palabras de Bauhuis al azar, ¿cuál es la probabilidad que ellas estén en un órden correcto (en relación a los pies métricos)?

G.W.Leibniz trabajó en esta pregunta, entre otros, en su Dissertatio de Arte Combinatoria (1666), un trabajo publicado cuando él aplicó para un puesto en la Universidad de Leipzig. En esa época, Leibniz tenía solo 19 años y su comprensión de combinatoria era bastante limitada..."


¡Solo un valiente se atrevería a decir que Leibniz tuvo, en algún momento, una comprensión limitada..!


¡Salud!

sábado, 12 de abril de 2008

Hablaré de un episodio...

Hablaré de un episodio de mis años en el tercer grado de educación básica.

Mi edad, no alcanzaba los 9.

Poco después del tropel efusivo de la salida al recreo, mirando el suelo, hallé, distribuidos en tres morados billetes, 30 bolívares (representaban una buena suma para un niño).

Aproveché para comprar ciertos chúcheres cuyo sabor desconocía, también ciertas bebidas, galletas, y muchos snacks, hasta agotar el último bolívar.

Fue unos de los recreos más golosos de mi infancia.

Al momento de entrar al salón de clases, uno de mis compañeros, Cristian, (un chileno de largos cabellos...) estaba sentado con triste expresión.

-¿Qué tenéi, poh? -pregunté imitando su conocidísima forma de hablar...

-Mi mamá me dio 30 bolívares para que se los guardara y los perdí...

Hoy estoy haciendo pública confesión de lo sucedido con el dinero de Cristian, cuestión que no hice unos años atrás.