La señora excusa que ha olvidado cómo ensartar el hilo y le pide a la niña, por favor, le vuelva a enseñar, que ella sí aprenderá esta vez, y la niña, haciendo un gesto de cansancio con sus ojos dice, mientras enhebra la aguja:
-Esta es la última vez... No puedo enseñarte tantas veces... Soy una niña ocupada... Tengo muchas cosas que hacer...
Y su acto fue pausado, como el de una potencial maestra, y le pregunta a su madre si entendió cómo enhebrar la aguja.
La madre se sonríe, asiente, agradece y comienza a coser sin confesar nunca que a su edad, a veces, resulta difícil poder distinguir el ojo de la aguja y es necesario utilizar los ojos de los más jóvenes...