
Su último intento por colorearla de manera consciente fue mudarse de ciudad y de país pero concluyó que él sería siempre el mismo individuo sin importar los variados escenarios.
-Un hombre opaco, no permeable a la alegría del color, decía al elevar la copa solitaria.
A veces, para hacerse sonreír, recordaba la torpe imitación que hacía de otros personajes al momento de buscar amigos. Repetía chistes ampliamente difundidos, usaba indumentaria a la moda, se informaba sobre noticias banales e intrascendentes que no le importaban... Sin embargo, nada de esto funcionó.
Su condición natural era ser distante a los demás.
En algún momento pensó que podía ser simpático para algunas mujeres de fáciles sonrisas y bolsos pequeños que piruetean en sus muñecas en algún establecimiento ubicado estratégicamente en la ciudad. Sus intentos de amistar fueron largos y requirieron muchas noches, y si bien podía recordar nombres y anécdotas, él se sabía no contado ni querido por ellas.
En una época creyó que la búsqueda del conocimiento revelado en sueños era la clave del destino.
Se empeñó en encontrarlo. Le era difícil vivir sin sentir que estaba orientado en la vida.
Se dedicó a interpretar cada uno de sus sueños. Al largo tiempo resolvió afirmar que 'hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios' que no le cedió el don de la interpretación.
Concluyó que todo hombre estaba en este plano para participar en un espectáculo divino cuyo guión le es ajeno a todos, excepto solo a Uno; pero estaba molesto con Este porque no le había hecho saber su papel en este teatro, y eso lo desesperaba.
Tenía desesperación por no saber qué tenía que hacer con su vida.
Con una copa en la mano, leía aquellos versos del poeta
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
y los sentía suyos.
La idea del suicidio se hizo esperar no sin antes haber dejado de trabajar y haber llevado al límite su morosidad en su residencia.
Investigó y compró la cantidad de veneno necesaria y procedió con lo planeado.
*
Ya en medio del colapso, en uno de los retorcijones últimos de su muerte, tuvo una revelación: él sería históricamente aquel triste personaje que sería puesto como mal ejemplo muchas veces por distintas causas (porque es más fácil recordar lo malo que lo bueno): sería un falso que vestía como los demás, un hombre que dejó a su familia, un supersticioso y astrólogo, un vago que no trabajaba, un alcohólico, un hombre que frecuentó mujerzuelas... y, al fin, alguien que se suicidó porque no tuvo el valor de afrontar sus problemas.
Pensó que su papel no era otro que el haber sido un hombre malo y este postrer conocimiento le regaló una sonrisa sincera y la tranquilidad buscada.